POR PABLO ROCHI
Muchas son las historias reveladas de
deportistas profesionales que se destacaron en una actividad pero que, en
realidad, se definieron como apasionados de otras disciplinas. La de Eduardo
Villares es una de ellas, claramente.
El entrerriano fue un extraordinario
basquetbolista, con una enorme y renombrada trayectoria, pero que,
paralelamente, siempre remarcó su amor y entusiasmo por el automovilismo.
Villares dejó de jugar al básquet en el
2013, tras 17 temporadas en la Liga Nacional. Hoy, lejos de su Paraná natal,
vive en La Banda, Santiago del Estero, donde echó raíces, tiene su familia y sus
locales comerciales.
El ex Echagüe y Sionista de Paraná, y
Central Entrerriano de Gualeguaychú, entre otros clubes, admitió que no se
arrepintió de retirarse a los 34 años y que su vínculo con el deporte está en
el automovilismo. Desea fervientemente volver a la pistas tras el parate por la
Pandemia, mientras tanto, participa de las carreras virtuales con su simulador.
Papá de Valentín (9 años), Lucero (7) y
Francisca (5 meses), uno de los basquetbolistas entrerrianos más destacados de
los últimos tiempos contó sobre su vida, la decisión de su retiro y el amor
incondicional por los fierros.
-¿Qué
es de la vida de Eduardo Villares?.
-Después que dejé de jugar al básquet comencé
con la vente de ropa, con un local exclusivo de una marca de jeans muy conocida
en todo el país. Y hace poco días abrí otro local pero de ropa deportiva, con
diferentes marcas. Tengo mis dos locales en La Banda, donde resido desde hace
un tiempo. Me dedico de lleno al comercio. Después, en lo deportivo, sigo jugando
al básquet en la categoría Más 40 años. Estoy en un torneo que se llama NBA,
Nuevo Básquet Amateur. Es una Liga que tiene categorías Más 35, Más 40 y Más 50
años. En esta última juega Miguel Cortijo. Desde ya, participo para divertirme,
para correr un rato y, fundamentalmente, comer asado con los muchachos. Como lo
hacen todos a esta edad.
-
¿Y tu incursión en el automovilismo?.
-Estaba corriendo en karting, pero con el tema
de la pandemia se frenó todo. Se complicó no solo por el coronavirus sino porque
también se encareció todo. Ahora no sé qué va a pasar. Correr en la actualidad
se hace muy difícil. Necesitas tener un sponsors o varios porque los gastos son
muchos. Yo estaba corriendo en la Rotax Grand National del NEA. Es una
categoría que se corre en Sunchales, Colonia Caroya, La Rioja, Santiago del
Estero, Tucumán, Formosa. Después, con el automovilismo me di un gustito grande
de correr el Turismo Pista 1.600 Entrerriano, por lo que estuve compitiendo en
Paraná, el año pasado. Tenía muchas ganas de correr en mi ciudad y lo pude
hacer.
-¿Es
cierto que ante la falta de carreras en pista te metiste de lleno en el
automovilismo virtual?.
- Sí, estoy re metido. Ahora que no hay
carreras en pistas me enganché con las carreras virtuales, con el simulador. Ya
que no se puede gastar nafta y gomas
ahora gasto internet y electricidad. Me invitó mi amigo Matías Russo, me
incluyó en un grupo donde participan varios paranaenses y me sumé para competir
en DTM.
-La
pandemia y la falta de competencias llevó a muchos pilotos a incursionar en las
carreras virtuales, incluso corredores muy reconocidos. Para algunos es muy
interesante, para otros solo una diversión.
-Está claro que no es lo mismo, aunque no deja
de estar muy bueno. Es casi real, de hecho, muchos pilotos de primer nivel lo
usan para entrenar. Es como que el basquetbolista vaya a tirar al aro. Entre
otras cuestiones, ayuda al conocimiento de las pistas. Hay simuladores de gran
tecnología que tanto al volante como a la pedalera lo sentís como si fuese
real, con las mismas sensaciones que si estás en pista. Con Matías Russo no
solo competimos en DTM sino también en el Rally santiagueño. Este fin de semana
nos toca fecha en Suiza.
-Explicame
eso. ¿Cómo Rally santiagueño y corren en Suiza?.
-Lo fiscaliza la Asociación Santiagueña de
Rally pero se corre en los tramos que tiene la World Rally Card, que son por
diferentes países. Son aproximadamente 9 fechas. Después de correr en Suiza
creo que en el próximo tramo es en Marruecos. A diferencia del Rally
tradicional, en el Rally virtual uno corre solo, no tiene copiloto. El mismo programa
te va adelantando las curvas. Vos solo manejas. La hoja de ruta lo tenés en el
programa. Está muy bueno. Y en el DTM corrimos en Jacarepaguá y el próximo es
Imola, después Spa-Francorchamps en Bélgica y Silverstone. La verdad que está
muy bueno, me enganché, me divierto y aprendo.
-Ahora
bien, ¿qué encontrás en el automovilismo que en el básquet no lo palpaste?.
-Adrenalina tenés en ambas actividades. Las
pulsaciones previas a un partido o cuando te subís a un auto están a mil. El
básquet me atrapó y fue mi trabajo durante mucho tiempo. El automovilismo, en
cambio, fue mi gran pasión de toda la vida. En las concentraciones me levantaba
temprano a ver las carreras y mi compañero de habitación me cagaba a puteadas.
Juan Cantero, con quien compartí muchos años en el básquet, sabe de lo que
estoy hablando. Después, recuerdo que al mediodía íbamos a comer con todo el
plantel y en el restaurante le pedía al mozo que me ponga las carreras.
“Maestro, poneme TyC Sports que está
Carburando, o la TV Pública”. Mis compañeros me decían de todo. Ojo,
algunos de ellos se terminaron enganchando con las carreras. A Juan Cantero una
vez me lo llevé a ver el TC a Posadas. Otros me decían
“Narigón, qué le ves a las carreras…rin, rin rin…siempre igual”. Y
yo les respondía,
“nunca lo vas a
entender sino estuviste alguna vez arriba de un auto de carreras”.
A
FONDO
-Dijiste
que el automovilismo fue la pasión de toda la vida. ¿De chico también ibas a
las carreras?.
-Sí, siempre. De pibe también me gustaban
mucho las motos. Las carreras de Moto Cross. Pasa que siempre mamé el automovilismo,
desde muy pibe. Mis primos corrían, mi viejo llegó a correr algunas carreras y también
le manejó el micro cuando mis primos corrían en la Fórmula Entrerriana.
Entonces, yo crecí en las carreras. De chico iba al Rowing y jugaba al rugby y
después al básquet, pero el automovilismo fue lo primero que conocí. En mi
cabeza siempre estuvo que el día que dejara de jugar profesionalmente al
básquet algo de automovilismo iba a hacer. Y así fue y así es.
-¿Siendo
jugador profesional de básquet no pensaste en que podrías estar arriba de un
auto?.
-Siempre dije que si no hubiese sido
basquetbolista me hubiese encantado ser piloto profesional de automovilismo. A
mi el básquet me atrapó de golpe. Yo tenía locura por el rugby, y un día me
invitaron a jugar al básquet. Acepté y al tiempito entré a una selección, y ahí
arranqué con todo. No pasó mucho y me llamaron para jugar en Echagüe, en la
época que jugar en Echagüe era como ir a Los Ángeles Lakers. Ahí me dí cuenta
que tenía de condiciones, me puse metas y llegué a ser basquetbolista
profesional. Igual, la pasión por el automovilismo nunca se me fue.
-Después
de una muy buena carrera profesional decidiste dejar de jugar profesionalmente
a los 34 años. La verdad, estabas para seguir.
-Sí, la verdad que sí. Podría haber seguido
jugando 2 o 3 años más, pero se dio así y no me arrepiento. Tomé la decisión a
sabiendas que dejaba el básquet y tenía enseguida un desafío lindo con la venta
de ropa. Y como tuve la cabeza ocupada, no me costó dejar. Ese traspaso de ser
jugador profesional a no hacer nada de un día para el otro es muy difícil, pero
la verdad que yo no lo viví, no lo sufrí. El día que uno se retira tiene que
estar preparado porque sino la cabeza te quema. El saber que no tenés que ir a
entrenar y preguntarte qué hago, es muy complicado.
-Hoy
que pasó el tiempo de aquella decisión, ¿no te quedaste con ganas de más, de
seguir jugando?.
-No, nunca lo extrañé. Mirá, el primer año que
dejé de jugar fui solamente dos veces a la cancha. Fui cuando vinieron a jugar
a Santiago del Estero tanto Juan Cantero como Damián Tintorelli, que son mis
amigos. Después, nunca más fui a la cancha. Ni a ver Quimsa ni tampoco a
Ciclista Olímpico, los dos equipos donde yo jugué en mi época de profesional.
Recién la temporada pasada compré el abono y empecé ir otra vez a la cancha,
pero nunca lo extrañé.
-Cerraste
una etapa y abriste otra totalmente diferente. Eso fue clave.
-Tal cual. La decisión de
dejar de jugar fue una enseñanza grande y me abrió las puertas para conocer
otra realidad. Pienso que los basquetbolistas profesionales vivimos dentro de
una burbuja. Jugamos al básquet, nos pagan bien, vamos a buenos hoteles,
viajamos y demás. No se tienen grandes responsabilidades como las que hoy sí
tengo. La responsabilidad y preocupación de tener que pagar el alquiler de mis
locales, de pagar IVA, de pagar otros impuestos, de cubrir cheques y un montón
de otras cuestiones que como jugador ni sabés que existen. Entonces, a los 34
años podría haber seguido jugando, pero con la decisión que tomé aprendí mucho
de otras cuestiones que hoy me sirven para tener mis emprendimientos.
MANO A MANO
-Tenés que elegir. ¿Ver un
partido de Liga Nacional o una carrera del TC?.
-Una
carrera del TC. Sí, olvidate. Me pasa que a veces estoy viendo la NBA y sé que
hay una carrera y cambio de canal para ver la carrera.
-¿Nunca pensaste en ser técnico
o asistente?.
-No,
por ahora no. El presidente de Ciclista Olímpico me llamó para que me acerque
al club, pero solo quedó en eso. Obvio, no me voy a meter donde no me llaman.
-¿Pero te gustaría tener un
puesto en una estructura de Liga Nacional?
-No
lo descarto para nada. Sería un lindo desafío. Me gusta, claro, pero te repito,
si no me llaman no voy a ir a ofrecerme. Acá en La Banda tengo el negocio a
tres cuadras del club, tengo relaciones con todos los jugadores, conozco al
cuerpo técnico, a los dirigentes. Si se da y me convocan, acepto, voy para
adelante.
SU CARRERA DEPORTIVA
Eduardo
Villares nació el 17 de enero 1979 en Paraná. Comenzó a jugar el básquet en
Rowing, paso por Recreativo y luego fue reclutado por Echagüe. Hizo una apuesta
grande para su carrera y se fue a Vélez Sarsfield. Posteriormente, lo hizo en La
Unión de Colón y Conarpesa de Puerto Madryn, equipos del Torneo Nacional de
Ascenso.
Luego,
le llegó la posibilidad de jugar Liga Nacional A. Representó a Central
Entrerriano de Gualeguaychú, Ben Hur de Rafaela, Quilmes de Mar del Plata,
Sionista de Paraná, Regatas de Corrientes, Ciclista Olímpico de La Banda y
Quimsa de Santiago del Estero.
Se retiró en 2013 tras
consagrarse campeón con la selección de Entre Ríos en el campeonato Argentino
que se realizó en Concordia. |